Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), podemos definir la adicción como: “una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se ven afectados factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales”. Desde la perspectiva neuropsicológica, se considera la adicción como una alteración cerebral en gran medida reversible y altamente sensible a intervenciones de tipo neuropsicológico. De esta forma, la rehabilitación cognitiva se centra en las áreas que están alteradas, con el fin de proporcionar al paciente las habilidades básicas para desenvolverse en la vida cotidiana, (Ruiz, Pedrero, Rojo, Llanero y Puerta, 2011). Las alteraciones que se presentan en las adicciones tienen importantes consecuencias neuropsicológicas, puesto que provocan disfunciones en las habilidades encargadas de organizar y programar las conductas dirigidas a o
Las dificultades que se presentan en la dislexia crean serias preocupaciones, ya que en la sociedad actual es muy difícil desenvolverse eficazmente si no se manejan con destreza las habilidades lectoescritoras, (Mateos, 2009). Es normal que los niños con este trastorno tengan otra psicopatología asociada como fobia a la escuela, psicosomatizaciones como dolores de cabeza o de barriga, baja autoestima y motivación, problemas atencionales, emocionales, ansiedad e incluso retraimiento social, todo ello puede desembocar en fracaso escolar. Por estos motivos, una cuestión muy debatida ha sido el tipo de tratamiento que debe aplicarse a esta población. Para poder diseñar un tratamiento que resulte eficaz en dislexia se deben tener en cuenta una serie de características. Lo primero de todo será realizar una evaluación, tanto de tipo neuropsicológico, evaluando las diferentes funciones cognitivas, como de tipo psicoeducativo, administrando pruebas específicas para evaluar la